Con un “altísimo nivel de acatamiento” calificó la Confederación General del Trabajo (CGT) de Argentina, el tercer paro general convocado ayeren todo el país, en contra de las políticas económicas llevadas a cabo por el Presidente Mauricio Macri. La huelga de 24 horas significó un bloqueo en las calles del país, que lucieron vacías especialmente en Buenos Aires debido a la paralización del transporte público, escuelas públicas, bancos, gasolineras, recolectores de basura y dependencias de la administración estatal. La adhesión del transporte aéreo provocó la cancelación de 594 vuelos, afectando a cerca de 71 mil pasajeros.

Se trató de la tercera jornada de paro, luego de la primera en abril de 2017, y la segunda en diciembre de ese mismo año, como forma de protesta ante la situación económica, el aumento de las tarifas de luz, gas y agua, los crecientes despidos en el sector público, y el acuerdo orquestado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por un préstamo de US$ 50.000 millones, debido a la devaluación del peso argentino con respecto al dólar, lo que provocará un mayor recorte en el gasto público.

Según el columnista del diario La Nación, Nicolás Balinotti, “es sin dudas el primer paro general desde la crisis de 2001 que logró la adhesión de casi todo el abanico gremial y que sirvió como válvula de escape para que sectores sociales no sindicalizados expresen también su descontento”.

Ante este escenario, el diario Clarín aseguró que la Casa Rosada “buscó por todos los medios evitar este paro, Macri firmó un decreto que permite un 5% extra en los acuerdos paritarios y se avanzó en la liberación de fondos retenidos de las obras sociales sindicales. Pero no alcanzó”.

De acuerdo con los analistas, el paro es un riesgo para Macri, ya que los dirigentes sociales advirtieron que la huelga será el punto de partida de una escalada de protestas.

“El gobierno tiene que corregir su programa económico. Hay que cambiar la orientación del modelo económico que está llevando al desastre al pueblo argentino”, sostuvo Juan Carlos Schmid, uno de los tres líderes de la CGT.

De todas formas, por instrucción de Macri, el gobierno ha demostrado una actitud más abierta con el objetivo de paliar la conflictividad social. De hecho, el domingo el ministro de Trabajo, Jorge Triaca , ya había anticipado que convocará a gremialistas y empresarios para reactivar las mesas sectoriales.

Dentro del sector, las corrientes más radicales junto a agrupaciones de izquierda sostienen que es necesario establecer un “plan de lucha”, con un paro de 36 horas. Esta misma corriente protagonizó los cortes en calles y carreteras, y un acto en el Obelisco en Buenos Aires, con el fin de darle “visibilidad” a una huelga que no contemplaba movilización de parte de sus adherentes.

El Presidente Macri salió hoy a deslegitimar la huelga de los trabajadores y señaló que este tipo de medidas “claramente no contribuyen a nada, no suman”. Además, defendió su política de gobierno: “Yo no veo que haya habido un gobierno en décadas con tanta preocupación por el empleo y el trabajador y por generar nuevas oportunidades”.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, por su parte, manifestó a través de su cuenta de Twitter que el paro general de hoy representa una pérdida de casi $29 mil millones de pesos argentinos (cerca de US$ 1.000 millones) y señaló que “la única manera de sacar adelante a nuestro país es trabajando”.

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